Mi Volvo modelo 85 en la carretera costera entre Puerto Escondido y Salina Cruz .


Autopista , Istmo de Tehuantepec.
Noviembre 2005.


   

 

ROMANCE ESPAÑOL

 

Si yo amara como los poetas españoles
sin la luna y si pagara con la sangre
por este - mi úlitmo amor...

Yo, una mujer de sangre y lágrimas
de la raza de Freud
y de mujeres que no se satisfacen
en la forma común, sino que deben
dar a luz a los médicos.

Tus manos trazarían mis pechos
redondos como lunas, y mis nalgas.
Te atraería como el mar
arrastra la arena.

Barbara Joan Schaffer.

 

 
 
 



Playa principal, Puerto Escondido, enero 2006.

Puerto Escondido centro, la Avenida Oaxaca.

   

 

 

OBJETOS EN EL ESPEJO RETROVISOR

 

Objetos en el espejo retrovisor pueden estar más cerca que parecen.
De la carretera ya viajada aún me pueden chocar,
o, quizás, yo puedo tropezar con alguien del pasado.

Siempre ajusto los espejos laterales
y después olvido mirar -
mientras que adelantamos en la autopista
manteniendo la distancia
más cerca de lo que nos parece.

Barbara Joan Schaffer
.

 
 



  
El Pedimento, Oaxaca
Septiembre 2005
 
   

 

 

EL TIPO DE CAMBIO


Más mezcal y cubas
de los que podría contar
(pero el mesero mantuvo la cuenta)
estaba anestesiada pero alerta
mientras cauterizaste el corazón herido
o quizás fue cirugía de cerebro.

¿Desnudaste el alma o fue un striptease?
Me has conquistado, me dijiste.
¿Ya me quieres ver en cadenas?

¿Aparean los ángeles en medio vuelo?

Quieres que te comprenda.
Quiero que me ames.
Estoy desposeida y estás libre.
En el mercado libre del amor ¿cuál es el tipo de cambio de esta noche?

    Barbara Joan Schaffer.

 
 
    
Carteles en La Ventanilla, Tonameca, Oaxaca.

   

 

 

LIGERO DESCANSAS

Como el incesto entre gemelos
o la otra mitad platónica,
me encuentro a mi mismá
al explorar tu cuerpo
como si fuera el mío.

Ligero descansas sobre mí,
Después de levantarte.
Después de que veo el arco de tu orina,
después del sorbo
de vino y el cigarillo.
Ligero descansas sobre mí
y me cuentas
historias de hazañas
y de satisfacción.

Barbara Joan Schaffer.

 
 

     
Tortugas de 5 horas esperando ser liberadas.                     Tortuga corriendo hacia el mar.                           
       
   

 

 

IMAGINO QUE TE VEO ALEJARTE VOLANDO

 

Imagino que te veo alejarte volando
como un pájaro, o como un bicho
ya despegado de copular.

"No puedo hacerte feliz," dirás,
y me quebrarás el corazón.

El amor es algo pegajoso -
una maleza, un zarzal -
pedazos de plumas en el lodo,
un nido de descuidos caído.

Barbara Joan Schaffer.

 
 

torera
La torera.
Tecate Enero - 06

   

 

 

EL MURO DE BERLIN DE AFECTO

 

Terraplenes, campos de minas,
trincheras, torres de guardia,
alambre concertina con navajas -
el muro de Berlin.

Pero me dejas indefensa.

Aún cuando disparaban,
sondas y tentativas se extendían,
las antenas sintonizadas
a los códigos y a las palpitaciones.
Los espías iban y venían con impunidad,
guiñando el ojo.

Cuando se caiga
en los escombros
de la época moderna,
pronto historia antigua,
allá estarán descubiertas
las huellas de un amor.

 

Barbara Joan Schaffer.

 
 



San Jose del Pacifico, Oaxaca
Octubre 2005

Santiago Yaitepec,
Septiembre 2005

   

 


LECCION DE GEOGRAFIA


Abatida, está de capa caída, pero ¿qué sabe de las calmas ecuatoriales? Espera el viento, un buen viento que le sople en la dirección correcta. Si consulta a los sacerdotes, le dirían que sacrifique algo o a alguien. Se llama poner en control tu vida; pero ella sabe que el viento no lo controla nadie.

Barbara Joan Schaffer.


 
 

Una tarántula en mi cocina

   

 

 

HOMBRES DE BATA BLANCA

 

Incapaz siquiera de formar un pensamiento, me quedé atónita en la ducha sintonizada a la estática de la radio cuando, de repente, no sé de donde, aparecieron los científicos o técnicos de laboratorio, empleados de bata blanca del demiurgo* casualmente haciendo sus rondas erráticas. Se dieron cuenta de que estaba marchitándome y me hicieron una transfusión con una sustancia controlada como un fertilizante o la cocaína. Sentí que mi ánimo se levantaba y con astucia yo les pedí más.

Fue, por supuesto, sólo el cerebro haciendo su trabajo. Sin embargo, parecía un presagio, como si tuviera un destino para el cual me mantuviera viva.

Barbara Joan Schaffer.

*Demiurgo - El dios inferior que es el creador del hombre según la filosofía neoplatónica.

 

 
 

Ejercito de hormigas, San Gabriel, Oaxaca.

   

 

 

MAS ALLA QUE LA LUNA

 

Más allá que la luna
  me caigo.
    Me agarras.

Encima de los árboles
   me caigo.
      Me agarras.

Peldaño por peldaño
   de la luna al suelo.

En la llovizna suave
por el claro de la luna goteado en un charco
te quedas con tu escalera
mirándome marchar.

Barbara Joan Schaffer.

 
 

Cocodrilo, La Ventanilla, Tonameca, Oaxaca.

   

 

 

EN EL RESTAURANTE EN GUATEMALA

 

En Guatemala, en Panajachal:
Los meseros se recargan en la pared.
El sábado por la noche, mejor imposible,
y ni la mitad de las mesas se llenan;
alguien acaba de salir sin pagar.

Mientras, hace algún tiempo,
al otro lado del mar,
David, el cocinero,
bebe absenta que le traigo
del bar de los pescadores 
por un sorbo de sus salsas
y lo que queda en los platos
de cordero y bistec florentino.

Leo, el mesero en El Olivo,
trae a casa botellas, medio llenas, de Rioja
y Tonia hace puros de tabaco y kif
con Las Cuatro Estaciones de Vivaldi en el tocadiscos.
Afortunadamente, tuvimos la gracia de desaparecer sin dejar huella,
y soy tan joven como era
dondequiera que ellos estén recordando.

Barbara Joan Schaffer.

 
 

Santiago Yaitepec, Oaxaca

   

 

 

LA PLAYA DE ROCKAWAY, 1952

 

Los lagos son fríos y aburridos.
A los ríos les gustaría estar en otro lugar.
El océano es deseo cuando se lanza hacia la orilla.

         Dura señora luna,
         manténgalo con correa corta,.
         tírelo, suéltelo...
         no muy lejos.

Hombres gordos con pecho peludo,
hombres delgados en camiseta,
las jovencitas en traje de baño
confeccionado como un vestido Dior,
y las abuelitas con la asombrosa piel
moteada y caída.

Los niños brincan en neumáticos negros.
Me paro muy pequeñita donde las olas
traen el agua espumosa hasta las rodillas.

El guardavidas sopla el silbato; ¿quién sabe por qué?
No debes jugar en el barco blanco de remos
cercado de arena debajo de su torre.

El malecón de madera através de los ojos de un niño
está en las rajaduras entre las tablas
por donde metes la arena
ignorante de los amantes de abajo,
mientras millas de juegos mecánicos -
carruseles y ruedas de la fortuna -
repican el física de la marea.

Barbara Joan Schaffer.

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No hay traducción ni fenomeno de "boardwalk" en español.
Es un paseo tipo puente muy ancho sobre la arena donde hay
puestos de perros calientes y juguetes barratos. Tambien hay
un parque de diversiones. Allí pasean las familias, los jovenes,
los ancianos. Y debajo de este puente los novios hacen el amor.
De eso viene la canción "Under the Boardwalk".



 
 

Mariposa negra en mi cuarto

   

 


HEROINA EN ESPAÑA



A Ellen le gusta el caballo, mucho.
Tarda un mes para engancharse, dice ella.
Si lo haces, es por algo, dice.
Es tan bueno, dice.

Ellen se da un pase en el baño.

Entra a la sala aspirando y animada,
con las pupilas dilatadas estira sus brazos de los codos
como si fueran palillos. Charla sobre los vecinos y los programas de televisión prepara la lavadura, hace el almuerzo, no duerme la siesta.

La vida es menos, cuando estás limpio.

Incluso yo puedo ver:
el placer que comparte con su confidente y su mejor amigo,
el espiritu del polvo que ella ama dentro de sí misma.

No se puede mantener la adicción.

Se está acababando y su hijo hace preguntas y quiere volver a los EE.UU. donde la gente como ella no hace lo que ella hace y cree que afecta su comportamiento, distrayendola, haciendole imposible enfocarse en los deberes y llegar al final de un pensamiento.

Viajamos una semana por Andalucía, las dos y el metadona.

No digo ni una palabra. No haré el papel de madre, ni doctor, ni juez.
Llevo sola mi infelicidad, y no la nombraré.
No es la suya y la suya no es la mía.
Recorremos las ciudades como locas - creyentes dedicadas en el
cambio de escenario.

Nuestro almuerzo es interrumpido por unos gritos.

En un restaurante en una plaza del siglo 18
dos jovenes furiosos les arengan
a los burgueses de Sevilla.
Espero gritos de esloganes;
ellos gritan:
"Tenemos hambre y tenemos el derecho de comer. Acabamos de salir de
la carcel y no tenemos dinero."
El más alto viene a nuestra mesa.
Ellen le pregunta, --¿Por qué estuviste en la carcel?
--Por traficante.
--De qué?
(Creo que ella coquetea.)
--De heroina.
Ella sonrie y le da más de lo que debería.

Agotada, calorosa, y quebrada, me revisan, queriendo encontrar
droga, en LAX.

El hombre vacia mis maletas, manosea mis cosas, mantiene sus
ojos puestos en mi cara.
--¿Por qué me hace esto a mí?-- Pregunto.
--¿Por qué se pone nerviosa?-- Pregunta.
Pone su nariz en un paquete de polvo blanco y respira
detergente para ropa de Copas de Nieve.

¿No puede ver que estoy limpia?

Barbara Joan Schaffer.


 
 

La Reforma,
San Pedro, Mixtepec, Oaxaca.

   

 

 

GABRIEL A LOS 12

 

Gabriel a los 12,
imposible!
La mala sangre llama -
la del padre y la mía
Nadie sabe lo que tiene como hijo
hasta que entran las hormanas.

El infante marsupial
salta del vientre a la bolsa.
Ahora está listo para saltar de nuevo,
y salta
de arriba a abajo en el piso de la cocina
haciendo juego malabares con los platos, los cuchillos
y mis nervios.

Usa su patineta en vez de las drogas.
cuando no salta afuera, vende
los G.I. Joes del año pasado
para comprarle accesorios a su patineta.
(Los niños tocan a la puerta,
Gabriel les grita, "Qué quieren?"
Ellos le contestan, "Tenemos dinero. Qué vendes?"
Es pátetico. Yo digo: ¡Regálalos ya!

Es el muchacho que rechaza a todo,
a todo lo llama estupideces
como a la historia, la ciencia, las matemáticas
y el inglés, por supuesto,
y con orgullo defiende su derecho
de no escuchar a nadie.
Es el muchacho cuyos libros siempre están abiertos
en la página equivocada,
quien espera en la puerta del salón
después de que suena el timbre,
y acepta el castigo como una medalla de honor.

He llegado a temer a este niño
que ni siquiera tiene mi altura pero es mucho más
fuerte que yo, cuya voz
es tan baja como la de un hombre
pero cuya mente no logra alcanzar
las consecuencias.

Peleamos sobre la televisión.
Él la quiere mover, yo la quiero dejar.
Le cae en sus pies.
Enojado tira una silla, y jala
el teléfono tan fuerte que el cable grueso
se rompe en dos, revelando los alambres.
Intenta pegarme, tira
los lentes de mi nariz. !VETE!
le mando, y se va hasta el amanecer.

Aquella noche durmió en un soler
en la cáscara vacia
de un autobús escolar abandonado.
Y soñé que yo tenía cuatro hijitos:
dos niños, dos niñas,
a quienes les eché,
quienes volvieron -
pero se enteró la policía
y tuve que decir algo.

Cuando él corta
la seda de la tienda de campaña de mi amor amparador,
¿adónde se irá que no he estado?
¿Qué hará que no comprenderé
cuando se haga hombre
muy lejos y nunca escriba a casa?

Una vez le escuché a un viejo llamarle
"madre" a su mujer
cuando sus hijos ya eran grandes
cuando ella hubiera podido imaginarse
una jovencita de nuevo.

Barbara Joan Schaffer.

 


Día de las madres, Puerto Escondido