DOS PLAYAS BLANCAS por
Barbara Schaffer Las playas tropicales son muy parecidas - mar azul, arena blanca, palmeras. Si estás en México, agrega unas palapas y hamacas si el lugar es poblado pero no “desarrollado”. De todas formas, todas las fotos en tu computadora empiezan a parecer iguales y todas parecen pancartas de publicidad. Lo que es excepcional es que el Océano Pacífico nunca es el mismo. (Esto es sólo una revelación para alguien que se ha criado en las playas fiables de Long Island y ha vivido en el aun más consistente Mediterráneo.) El Pacífico ocupa más de la mitad del mundo y es geológicamente inestable. En un día despejado y sin viento pueden llegar olas enormes - a causa de una tormenta lejana, un terremoto o un volcán a muchas leguas bajo el mar - que te revuelcan o que te hacen ir corriendo para buscar tu tabla de surf. Agua Blanca: En nuestra primera visita a Agua Blanca, Jorge Guerra, Rosa Ma. Arreola y yo fuimos a la parte de la playa que es mar abierto y caminamos a un banco de arena sumergido donde jugamos al gato y al ratón con una pelota de voleibol. Luego caminamos a las rocas donde niños pequeños chapoteaban en las tranquilas aguas de los pozos de marea. Unas semanas después, me paré donde esos niños habían jugado y fui tirada por atrás por torrentes de agua que me quitaron la arena de abajo de los pies. Esta vez el agua estaba tan fría que ni pensamos en entrar en la parte no protegida por las rocas.
Se come bien en Agua Blanca. No barato, pero bien. En la primera visita, tuvimos langosta fresca por 120 pesos en el restaurante más lejano del lugar. Fue fenomenal. La segunda vez probamos uno de los restaurantes ubicado en la parte principal de Agua Blanca, la mayoría de los cuales estaban cerrados por ser un día laboral, y comimos riquísimos ostiones grandes y frescos a 100 pesos por docena. También vimos ostiones en el mar. Agua Blanca es muy higiénico. Los baños están en el otro lado del camino de la playa en casitas de cemento. Todo es nuevo, incluso la casa grande (o pequeño hotel) que se construye ahora. Se encuentra una playa más pequeña y más retirada en Puertecito. Los atractivos del lugar incluyen una cala rocosa, un restaurante pequeño, y, como vimos, la posibilidad de acampar debajo de los árboles. Pero el camino de terrracería de 3 km no es suave. Roca Blanca: Fue un viaje en coche de 45 minutos y no había ostiones porque el mar estaba demasiado bravo para los pescadores, pero nos divertimos igual. Fue un domingo y había una buena cantidad de personas, incluso gente de Puerto, y había una vibra relajada y festiva. Llegamos al mediodía y entramos al agua; jugamos a dominó (habíamos traído un juego) mientras esperábamos la comida, y luego dormimos la siesta en hamacas bien usadas. Después, nos metimos al agua de nuevo y jugamos a dominó y platicamos con otros visitantes y con algunos niños de la zona. El mar estaba tan juguetón como había estado en Agua Blanca, pero el agua estaba mucho más caliente. La marea apenas empezaba a subir y pudimos caminar una larga distancia mientras las olas nos pegaban de izquierda a derecha. Una ola me golpeó fuerte en el estómago a 60 cm del agua, y había una corriente respetable. Al tardecer las olas crecían y apareció un grupo de surfistas de Puerto. El camino a Roca Blanca te lleva por el pueblito de Cacalote y después pasas por una zona con muchos arboles. Una cosa de interés: los árboles “amantes” o “estranguladores”, un especie de ficus que se enreja alrededor de las palmeras. Roca Blanca también es famosa por su centro misionero evangélico que está afiliado con el Instituto Bíblico Victoria de Tulsa, Oklahoma. Como llegar: El desvío para Agua Blanca está en el km 172 de la Carretera 200, rumbo a Pochutla, a 30.6 kilómetros de Puerto. El camino de terracería de un kilometro hacia la playa esta en excelente condición. Puertecito esta a tan solo unos kilómetros antes de la desviación hacia Agua Blanca. Pero los 3 kilómetros de terracería son bastante malos. La desviación para Roca Blanca está a 37.5 kilómetros de Puerto rumbo a Rio Grande. Los 2 kilómetros de terracería te llevan por el pueblo de Cacalote. Sol de la Costa, May 2008
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